R/ Muchos padres hoy en día son muy jóvenes y no tienen la capacidad de enfrentar educar a un nuevo ser humano, ese hecho los atemoriza y les desconcierta, saber que a la nueva criatura tendrán que enseñar todo desde el principio y en unos años su hijo o hija los tomará por modelo. A veces es tal el terror de una madre enfrentarse a esta etapa que sustituye el educar por garantizar cualquier antojo o corresponder a todo lo que su hijo o hija le pide, por eso el berrinche y por esos la creación de seres vacíos, carecen por tanto de valores, de decisión fundamentada en un criterio. Es cuando nos encontramos con que las personas que dicen haber sido reprendidos de niños agradecen a sus padres porque han aprendido a comportarse y también dicen que sus padres les mostraron cómo era en realidad el mundo: un sitio no complaciente sino un lugar donde hay que adaptarse a una realidad económica y social a veces precaria y a veces violenta. Un hijo o hija no puede matizarse como un experimento, una persona que lucha con roles y enfrentará bien la aceptación o desprecio de unos y otros. Hay por tanto que educar para las condiciones integrales, tanto para perder como ganar, para ser a veces feliz o a veces caer y levantarse. Por tanto no hay una versión única sobre la educación, a unos puede que en carácter y condiciones requiera una educación regida por la disciplina y la estricta vigilancia, en otros casos se verá que urge el llamado de atención sutil.
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