César Vélez
En la oscuridad se piensan las peores cosas.
La faldita de rosas, las piernas color leche, las zapatillas color oro.
Uno es un depredador.
Uno quiere extinguirse en el plexo sexual.
Hacer de la muerte el mejor orgasmo.
Tu nuez palpita y tu golosa. Yo pienso al hombre le toca aguantar todas las argucias femeninas para luego tener derecho al roce sexual, ¡Todo lo de días en cinco segundos!
- Te juro que yo duraré más, no es mi culpa que tu nuez se ponga lluviosa y comience a succionarme y tenga que acabar en seguida.
El amor solo es una tontería-
"¿Y es que nunca te enfermas?"
- Si, de amor...
Y el remedio para eso es o la locura o la muerte.
Y yo creo estoy loco, porque muerto jamás.
Me gustan tus talones, y sigo subiendo, y exijo el mérito de poseerte en las poses sagradas del misionero y el redentor...
"Redentor ¡no me la sabía!"
- Arrodíllate en seguida
Pero tampoco yo es que la domine tanto, ya que apenas apego mi lanza a su cuerpo ¡zas! que le pico es el anus interruptos, y ella se acuesta adolorida llorando la desventura de soportar una inyección en la nalga pero no un pinchazo en el centro de su ano.
Pero es la última vez que me pasa, ya que desde en nuevo milenio para acá las doncellas han dilatado sus huecos más oscuros y cualquier descomedido ataque lo amortiguan con premura y hasta lo absorben.
"¿Será más honda mi vagina que mi ano?"
- Sabrá Dios, en ambos cabe mi herramienta calibre 22 largo
Miento, no me mide tanto pero tengo una regla defectuosa con la que engaño a las doncellas que me sindican de tener el nabo de negro, pero a las que afano a preguntar después del acto - ¿Acaso has tenido un orgasmo? -
Sigue...
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