EL TAPITA
Una mujer, heredera de una belleza singular no heredo ninguna riqueza, y se fue a buscar a la calle lo que en casa nunca aprendió, sufrió por ser bella, perdió su dignidad y luego cayo bajo, tuvo que ceder y aceptar que ya no tenía belleza, que no era joven y que había perdido esos años en consolar borrachos, en tratar de reparar maridos averiados, en amar sin ser correspondida, y el dinero se lo había gastado en disfrazar su rostro y su cuerpo e ilusionar a otros. Se detuvo en ese motel a ver si allí vería el rostro de algún conocido, nadie le reclamo, evadida de todo, comenzó a venderse por nada, la llame y le dije que no le iba a pagar por sexo, ni satisfacción, quería saber su historia; no era algo de lo que se sintiera orgullosa - una mujer que tiene la historia entre sus piernas -, por allí debería de haber lanzado al mundo un ser con futuro, hacer lo que otras mujeres hacen, y dicen realizarse. No le reclame, ni critique, solo le dije que había conocido a otras más perdidas, que inclusive se prostituyen por nada, por amor, o por la obligación de defender su orgullo. Le rescate así de esa vida, triunfal amaneció y se fue a conquistar la vida, aunque no sé qué sacrificios tuvo que hacer. Paraíso es ese lugar en donde se halla lo que acá no.
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