EL TAPITA
- ¿Sabrás acaso que he dormido dos días?
- Yo te hice muerto
- No. Me embriagué de amor...
Vale enamorarse, vivir para eso, lo que pasa es que es duro aterrizar en la realidad que nada dura lo suficiente para disfrutarlo.
Yo no recuerdo haber perdido la virginidad, de seguro estaba sedado por tanto beso. Si sé que fue en ese motel que tenía nombre Bíblico. Luego nada. Tú sabrás que uno se hunda no más y se deja llevar, la mujer es la experta, ella controla, es la que manda y la que dice como quiere ser ajustada. Y el maldito llavero que dan en la recepción es un autentico corazón con forma de pera, que hasta sirve para sacarle un ojo a algún ladrón. Qué desconcierto, saber que al otro lado de ese muro la hembra de turno del otro gime más, más y más duro, ¿qué le estarán haciendo el de atrás?. La mía dice que jamas entregará nido. Vuelve a arremeter la sed de copular, sacar chispa tanto rozar, la verdad un sin sentido que solo calma la perversidad. Aja mijo ya te dieron con toó... dos días duré con la fiebre de amar y amar, y apagar la sed, bebiendo besos, sorbiendo orgasmos, naá más... La que me toco a mí era una costeña adicta la que se llevó mi cartera y pensó mal porque ya no tenía ni monedas, y el fajo absoluto escondido en mis medias y pagué el resto de la semana por la habitación, le dí propina a la del aseo, a la que me subía y bajaba el hielo, a la que me recomendaba de un álbum la amante de turno y con la que en persona me decepcionaba cuando veía que la foto pertenecía a muchos años atrás ¿Qué te pasó mi cielo?, pelaba los dientes y decía que contrajo nupcias con una mula que le montaba de noche y de día, y ya completo la media docena de partos. ¡Hombre! pero ya del sexo no les queda sino la palabra que apenas asomas tu relámpago se abre un lago y nada de roce, pura resbalada y ya.
Sigue...
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